El reciente ciberataque contra la Caja Nacional de Seguridad Social (CNSS) de Marruecos ha expuesto información sensible de miles de declaraciones de salarios. Un caso que ha captado especial atención en las redes sociales es el del Buró de Enlace israelí en Rabat. La lista no incluye al personal israelí—cuyos salarios son pagados directamente por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel—pero sí revela los nombres de los quince empleados marroquíes de la oficina en agosto de 2024. Más allá de los detalles sobre sus salarios brutos, que oscilan entre 2,700 y 12,600 dirhams, es la divulgación de sus identidades lo que resulta extremadamente delicado. Esta filtración de datos pone en riesgo a estos empleados, quienes podrían ser señalados en el contexto complejo del conflicto israelo-palestino. En Marruecos, la oposición a la normalización de relaciones con Israel sigue siendo fuerte, con miles de personas manifestándose regularmente contra las acciones israelíes en Gaza. Algunos de estos empleados podrían haber preferido mantener en privado su vinculación con el Buró de Enlace israelí, incluso de amigos cercanos y familiares. Ahora enfrentan un riesgo real de estigmatización social, acoso, e incluso violencia física. Tras la filtración, algunos usuarios en la plataforma X han llegado a calificar a los empleados marroquíes de «sionistas». Esta situación plantea importantes preguntas éticas sobre los daños potencialmente ignorados causados por las acciones de los hacktivistas, especialmente cuando se divulgan datos personales sin considerar el impacto humano en personas no involucradas. Es crucial destacar que este ciberataque, atribuido a un grupo de hackers argelinos, es considerado la mayor filtración de datos en la historia de Marruecos. Ha afectado las declaraciones de salarios de 2 millones de empleados en 500,000 empresas afiliadas a la CNSS, así como 3,000 nóminas de empleados del Ministerio de Trabajo.