En 1816, un libro publicado en Inglaterra por un estadounidense que había sido esclavizado en Marruecos y luego llevado a Tombuctú causó gran revuelo. El narrador, Robert Adams, fue acusado de «errores en ciertos temas de historia natural» al presentar un relato que resultaba a veces fascinante y otras, imaginario. En 1815, un estadounidense alcanzó notoriedad en el Reino Unido tras la publicación de su extraordinaria y controvertida historia por parte de la Compañía Africana de Comerciantes. Robert Adams narró su llegada a Cabo Blanco (Ras Nouadhibou, cerca de Lagouira), su odisea como esclavo a través del Sahara, su cautiverio en Tombuctú y su regreso a Marruecos, donde se encontró con el sultán alauita Moulay Slimane en Mequinez. Estamos en 1810. Un barco estadounidense llamado «El Charles» ha naufragado en la costa oeste del Sahara, cerca de Cabo Blanco (Ras Nouadhibou), próximo a Lagouira. La noticia fue difundida por el vicecónsul británico en Essaouira, Joseph Dupuis. «Hacia finales de la década de 1810, fui informado, en Mogador, de que el barco Charles, de Nueva York, había sido destruido en la costa oeste de África, cerca de Cabo Blanco», escribió en una carta dirigida a la Compañía Africana de Comerciantes. Una desventura en el Sahara Meses después del naufragio, el cónsul logró rescatar a tres marineros que habían sido esclavizados tras la muerte del capitán. Según el relato del vicecónsul, «dos de los marineros fueron llevados por los árabes hacia el este del desierto». Robert Adams, o más bien Benjamin Rose, el nombre que utilizó ante la tripulación, era uno de ellos. Según «The narrative of Robert Adams», el estadounidense había dejado su país para «evitar un juicio por un amor que no quería formalizar con matrimonio». En el desierto, Robert Adams fue esclavizado junto a otro joven, John Stevens, de 18 años, presentado como portugués. Adams permaneció como esclavo de estos árabes durante un mes, hasta que le propusieron unirse a una expedición en busca de más esclavos. «El grupo estaba compuesto por dieciocho moros, con nueve camellos cargados de agua y harina de cebada», se describe en una obra de la «Bibliothèque universelle des sciences, belles-lettres et arts» (1816). El grupo se adentró en el desierto en dirección sur-sureste. Ilustración de la esclavitud en Tombuctú. / Ph. DRIlustración de la esclavitud en Tombuctú. Liberado por el vicecónsul británico en Mogador Adams y sus captores llegaron a «Soudenny», un pueblo habitado por personas de piel negra, donde sus amos fueron asesinados y otros esclavizados antes de ser llevados a Tombuctú. En Tombuctú, Robert Adams relata haber recibido un trato más humano, a diferencia de sus experiencias previas con los árabes, donde fue torturado y obligado a realizar trabajos forzados. Permaneció allí tres años, cambiando de amo varias veces, hasta que fue rescatado por otro árabe y llevado de vuelta al desierto marroquí. En Oued Noun (noreste de Guelmim), conoció a Ahmed Belcassem, un agente del consulado británico en Essaouira encargado de comprar esclavos cristianos e ingleses. Belcassem lo compró y lo ayudó a llegar a Mogador. En el puerto marroquí, Adams fue recibido por el vicecónsul Joseph Dupuis, con quien pasó varios meses relatando su historia. Dupuis también lo envió al sultán Moulay Slimane en Mequinez para contarle su odisea. Tras su estancia en Mequinez, Adams partió hacia Tánger y cruzó el Mediterráneo hasta Cádiz el 17 de mayo de 1814, donde trabajó como mozo de cuadra para un inglés durante varios meses, antes de decidirse a viajar a Londres. Ilustración. / DRIlustración. / DR Una historia bajo escrutinio Al llegar enfermo a Londres, Adams vagó por las calles hasta que fue encontrado por un hombre en octubre de 1815. Este hombre ya lo había conocido meses antes en Cádiz. Fascinado por su historia, decidió llevarlo a las oficinas de la Compañía Americana, donde Simon Cock, miembro de la compañía, recopiló su relato tras verificar su autenticidad. Se publicó una primera versión, seguida por otra edición. Ilustración de la ciudad de Tombuctú. / Ph. DRIlustración de la ciudad de Tombuctú. No obstante, la veracidad de la estancia de Adams en Tombuctú, tras la cual se autoproclamó como «el primer estadounidense» en llegar a esta ciudad, fue puesta en duda. «Algunos, como Sir Joseph Banks y John Barrow, tenían sus reservas», se menciona en la segunda versión del libro. Banks era presidente de la Royal Society y fundador de la Asociación para la Promoción del Descubrimiento de las Regiones Interiores de África, conocida como la Asociación Africana. Barrow también era miembro de la prestigiosa Royal Society. En la segunda edición, Simon Cock admite en su introducción que Adams «tenía la desgracia de suscitar dudas con su relato de Tombuctú y por sus errores en ciertos temas de historia natural». Algunos consideraban que varios pasajes de la historia de Adams en Tombuctú, el desierto marroquí y el resto de Marruecos eran «demasiado bellos para ser verdad».