Dejando de lado los comunicados vehementes publicados en respuesta al apoyo de España y Francia a la posición de Marruecos sobre la cuestión del Sahara, Argelia y el Polisario, en un acto de resignación, se han limitado a «lamentar» la reafirmación por parte de la administración Trump de la marroquinidad del Sahara. Este miércoles 9 de abril, Argelia y el Polisario han respondido a la reciente reafirmación de la administración Trump sobre la soberanía marroquí del Sáhara. En un comunicado de tono moderado, el ministro de Asuntos Exteriores de Argelia señaló que habían «tomado nota de la confirmación del Departamento de Estado sobre la postura de Estados Unidos, que considera el plan de autonomía bajo soberanía marroquí como la única solución al conflicto». La diplomacia argelina expresó sus «lamentaciones» ante esta decisión, subrayando que proviene de «un país miembro permanente del Consejo de Seguridad, que debería respetar el derecho internacional en general y las resoluciones del Consejo de Seguridad en particular». El comunicado finaliza reiterando la postura tradicional de Argelia: «La cuestión del Sáhara Occidental está principalmente vinculada a un proceso de descolonización inconcluso y a un derecho a la autodeterminación no realizado». A diferencia de su reacción tras el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara por parte de Francia el 30 de julio de 2024, Argel no ha condenado la decisión estadounidense, ni ha llamado a consultas a su embajador, ni ha anunciado medidas de represalia económica contra Washington. El Polisario sigue los pasos de Argelia Por su parte, el Polisario ha adoptado una posición similar a la de su aliado argelino. «El gobierno saharaui y el Frente Polisario han tomado nota de las recientes declaraciones a la prensa del Departamento de Estado estadounidense» respecto al Sáhara. El movimiento separatista manifestó su «profundo pesar ante la manifiesta parcialidad de la administración estadounidense a favor de las tesis expansionistas marroquíes contra la República Saharaui, en flagrante contradicción con la legitimidad internacional, representada por las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad, así como por las decisiones de los tribunales internacionales, africanos y europeos». El comunicado del Polisario acusa a Marruecos de obstaculizar el «proceso de descolonización» de la región. También reafirma su compromiso con el «plan de arreglo de 1991», precisando que este asunto «no puede abordarse fuera del marco de la legitimidad internacional, que se basa en el carácter sagrado del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, a la independencia y a la soberanía, así como en el respeto de los derechos humanos y los principios democráticos, que constituyen la base de toda solución justa y duradera». Al igual que Argelia, el Polisario ha evitado cuidadosamente condenar el respaldo de la administración Trump a la marroquinidad del Sáhara, reiterado el martes por el Departamento de Estado tras las conversaciones entre Nasser Bourita y Marco Rubio. Ayer, la administración Trump enfrió las expectativas de Argelia y del Polisario sobre un posible cambio en la postura de Estados Unidos. De hecho, Washington instó al Polisario a negociar una solución al conflicto dentro del marco de la soberanía de Marruecos y sobre la base del plan de autonomía marroquí propuesto en 2007. Argel había intentado atraer al presidente Trump con concesiones sobre su posición respecto a Israel o prometiendo un acceso privilegiado a los yacimientos de tierras raras del país.