Una gran explosión provocada destrozó la madrugada de ayer el bar Casablanca, en la barriada almeriense de El Alquián, regentado por magrebíes y junto al que hace dos semanas aparecieron pintadas racistas que decían, con grandes caracteres: "Moros no". La Policía no descarta, de momento, ninguna hipótesis: el atentado podría tener un móvil racista; pero parece más probable que se trate de un ajuste de cuentas. La deflagración se produjo a las cuatro de la madrugada, como confirmó la Policía Nacional, y sobresaltó a los vecinos de las calles Cántico y Camino de Viator, entre las que hace esquina el local, del tranquilo y antiguo barrio de pescadores de la capital almeriense. Uno de los muros de la fachada del local, que se encuentra en una vivienda tipo dúplex, saltó por los aires y los cascotes invadieron toda la calle, hasta alcanzar la otra acera, mientras que la cancela de hierro de la otra fachada también quedó reventada. El bar ha quedado totalmente destruido, al igual que un local contiguo en cuya puerta continuaba, hasta ayer, la pintada de "Moros no". Vecinos de la zona que despertaron sobresaltados por la explosión. Algunos aseguran que escucharon hasta tres, una mayor y otras dos de menor intensidad. Salieron a la puerta de sus casas y algunos aún pudieron observar cómo un coche que había aparcado a medio centenar de metros del bar huía a gran velocidad. "Uno de los 'marroquinos' que ha provocado la explosión se ha quemado la ropa y se ha quitado los pantalones para evitar seguir ardiendo. Los ha encontrado la policía en la puerta del bar", explicó un vecino, propietario de un bar cercano. Dicho extremo ha sido confirmado por fuentes policiales, quienes han señalado que el individuo intentó huir en el coche en dirección a la comarca del Poniente, pasando de largo por la capital, a sólo 10 kilómetros, donde podría haber sido atendido de las quemaduras en el Hospital Torrecárdenas. Algunos vecinos afirman, incluso, que en las prendas de vestir quedaban restos de la piel del supuesto autor de los hechos. Sin embargo, con la intención quizás de no acudir a ningún centro médico para evitar ser detenido, el herido dejó atrás la capital y continuó otros 35 kilómetros más, hasta que, supuestamente debido a la gravedad de sus quemaduras, él mismo o sus compañeros de fuga decidieron llevarle al Hospital de Poniente de El Ejido. Semidesnudo y con quemaduras La Policía ha confirmado a ELMUNDO.es que alrededor de una hora después un hombre se presentó "semidesnudo" y con serias quemaduras en su cuerpo en el centro médico, aunque dada la gravedad de su estado tuvo que ser evacuado hasta la unidad de quemados del hospital Carlos Haya de Málaga. Según un portavoz de este centro, el joven, de 28 años, permanecía ayer por la tarde "estable y con quemaduras de segundo grado en miembros inferiores y en la cara", y quedaba "pendiente de evolución". Allí se encontraría custodiado por la Policía y podría ser detenido una vez se recupere. Tras la explosión, aún de madrugada, al lugar de los hechos se trasladaron un gran número de patrullas del Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local, así como un vehículo de los Bomberos de Almería que sofocaron las llamas. La Policía mantuvo acordonada y cerrada al tráfico la zona durante varias horas. Ya durante la mañana de ayer, media decena de agentes de la Policía Científica de la Comisaría de Almería analizaron el solar explosionado y recogieron algunas pruebas que podrían determinar el origen de la explosión. Otro destacamento de los Bomberos tuvo que volver, a instancias de la Policía, para sofocar los rescoldos del fuego. Según ha podido saber este diario, los agentes trabajan con el convencimiento de que los autores de la explosión son magrebíes, primero porque vecinos de la zona han declarado que les escucharon hablar árabe, y segundo porque, efectivamente, el ingresado en el hospital malagueño es de nacionalidad marroquí. Sin embargo, estas hipótesis no han sido aún confirmadas por la Comisaría almeriense, que tampoco ha revelado si la explosión podría estar relacionada con las pintadas racistas. Y es que otras fuentes apuntan que el ataque al bar Casablanca podría haber sido también un 'ajuste de cuentas' relacionado con cuestiones personales o pasionales entre los autores y los propietarios del local, de nacionalidad española. 'Tenían problemas' "Tenían problemas», decía enigmáticamente una joven marroquí, vecina del barrio, sin querer añadir más, mientras presenciaba junto a otra mujer de su misma nacionalidad el trabajo de la Policía y los Bomberos junto a un gran número de curiosos. "Ya tenemos aquí a Al Qaeda", repetían medio en broma, medio en serio, algunos de los espectadores. Desde hace unos meses han aparecido pintadas racistas en paredes de edificios de El Alquián, aunque en la mayoría de los casos han sido borradas por los propietarios de las viviendas o negocios. Sin embargo, en este caso, la pintada, que apareció la mañana del 13 de julio, se había mantenido durante dos semanas, hasta que ayer la puerta donde se encontraba fue destrozada por la explosión. Desde el Ayuntamiento de Almería se piensa que las pintadas son 'hechos aislados' y que, en principio, no cabe desprenderse de ellas ningún movimiento organizado contra los inmigrantes magrebíes que viven en el barrio, muy cercano a zonas de invernaderos donde se cultiva sobre todo el tomate y donde trabajan muchos de ellos.