Las palabras conciliadoras hacia Marruecos pronunciadas ayer por el presidente José Luís Rodríguez Zapatero no han servido, por ahora, para apaciguar los ánimos del lado marroquí. La nueva etapa de tensión que se avecina consistirá en el boicoteo parcial de Melilla por parte de la coordinadora de la sociedad civil del norte de Marruecos y del Comité Nacional para la Liberación de Ceuta y Melilla. Mounaim Chaouki, que preside la primera asociación y se encarga de las relaciones exteriores de la segunda, acudió ayer de madrugada a Beni Enzar, la frontera de Melilla, junto con un puñado de militantes nacionalistas. Explicó a los camioneros que transportan mercancías a Melilla que, coincidiendo con el inicio del Ramadán, "a partir del jueves, impedirán la entrada de pescado" en la ciudad. "A partir del lunes el boicoteo afectará también a los materiales de construcción durante al menos 15 días", señala Chaouki por teléfono. Por ahora no pondrán trabas a la circulación de frutas y hortalizas, el tercer producto que Marruecos exporta legalmente a Melilla a través de una aduana comercial de la que carece Ceuta. Chaouki, que fue español y posee incluso un DNI caducado que, según él, no pudo renovar, levanta la voz cuando aclara los motivos de su protesta: "Usted no se puede imaginar cómo se comporta, cómo agrede la policía española a los marroquíes que pretenden entrar en Melilla". Estas acusaciones fueron recogidas con todo lujo de detalles en cuatro de los cinco comunicados que el Ministerio de Exteriores marroquí emitió desde mediados de julio, en los que denuncia la "propensión racista" de las fuerzas de seguridad españolas. Esa sintonía con el Gobierno marroquí hace prever a los organizadores del boicoteo fronterizo que la policía no impedirá su actuación. Ayer no hubo ningún nuevo comunicado de la diplomacia marroquí, pero sí continuaron los pronunciamientos de partidos y ONG. Los ex comunistas del Partido del Progreso y del Socialismo exigieron a España que "cesen de inmediato (...) las agresiones racistas". La prestigiosa Asociación Marroquí de Derechos Humanos también se sumó a la retahíla de condenas. Estas trascienden a las autoridades y abarcan a los peridistas españoles. El Sindicato Nacional de la Prensa Marroquí les reprochó no haber cubierto la rueda de prensa de un miembro del Polisario, residente en los campamentos de refugiados, que elogió la oferta de Rabat de otorgar una autonomía al Sáhara. Zapatero quebró ayer el prolongado silencio de los miembros de su Gobierno sobre la inesperada tensión bilateral. Se mostró dispuesto a "aclarar, dialogar e informar" a Rabat sobre "las actuaciones policiales en la frontera con Melilla", pero no mencionó a Ceuta. Si Marruecos lo cree oportuno, sendos enviados de los ministerios de Interior y Exteriores le trasladarán la información necesaria, señala una fuente diplomática. El presidente respaldó a las fuerzas de seguridad que, según él, "actúan con la máxima corrección". Confesó, por último, su aspiración de que "esté aquí el señor embajador" de Marruecos. El puesto está vacante desde hace ocho meses. Aunque el rey Mohamed VI designó en enero a Ahmed Ould Souilem, un responsable del Polisario que hace un año se pasó a Marruecos, no le acaba de nombrar. Esa demora ya ilustra de por sí un cierto deterioro de la relación bilateral. La agencia de prensa oficial marroquí (MAP) reinterpretó las palabras que Zapatero pronunció -la información que España está dispuesta a dar a Rabat se convirtió en "explicación"- tras ser recibido en Mallorca por don Juan Carlos. Omitió además mencionar el apoyo que expresó a las fuerzas de seguridad. Antes de que Zapatero hablara, estas, a través de sus sindicatos, manifestaron su malestar por tener "que dar la cara" en defensa de sus agentes en lugar de hacerlo los ministerios de Interior y Exteriores.