Zaynab nació aproximadamente cinco años después del matrimonio de nuestro profeta con Jadiya. Fue diez años antes de la primera revelación. Ella hará sacrificios por su marido y su familia. Se divorciará por orden de su padre antes de volver a reunirse con su esposo. Zaynab contrajo matrimonio con su primo, Abou Al Ass Ibn Rabii. De esta unión nacieron dos hijos, Oumaima y Ali. La hija mayor del profeta fue una de las primeras en abrazar el islam, aunque no participó en la emigración a Medina, ya que su esposo se negó a convertirse. Por ello, Zaynab decidió quedarse en La Meca con su familia. Los sacrificios de una esposa Durante la batalla de Badr, su esposo luchó contra los musulmanes y fue capturado. Zaynab tuvo que enviar a Medina un collar que le había regalado su madre, Khadija, como rescate. Al reconocer la joya, el profeta se conmovió profundamente y liberó a su yerno, devolviéndole el collar. Sin embargo, pidió algo a cambio: Abou Al Ass debía divorciarse de Zaynab, ya que un versículo revelado prohibía el matrimonio entre una musulmana y un no creyente. A pesar de la tristeza de ambos, Abou Al Ass aceptó el acuerdo. Al salir de la ciudad, Zaynab fue atacada por los Quraish y sufrió un aborto al caer de su camello. Su viaje a Medina Enterado de lo sucedido, Abou Al Ass decidió llevarla de regreso con él. A regañadientes, la ayudó a partir hacia Medina en el más absoluto secreto. Incapaz de soportar la separación, liquidó sus negocios en La Meca y también emigró a Medina, donde se dirigió directamente a la mezquita y pronunció la fórmula de fe. El profeta lo recibió en su casa, reuniendo nuevamente a la pareja, que retomó una vida feliz. Un año después, y ocho años tras la hégira, Zaynab falleció, dejando una profunda tristeza en su padre y su esposo. El profeta la envolvió en uno de sus velos y, al enterrarla, invocó a Dios para que le brindara alivio en la estrechez de la tumba.