Mokhtar El-Harras se ha pronunciado de este modo en los cursos de verano de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) en Carmona (Sevilla), donde puso de manifiesto que al llegar a España la realidad que se encuentran los marroquíes es diferente a la soñada porque "el inmigrante nota el rechazo social al moro, que flota en el aire, siendo la comunidad extranjera que sufre más actos de discriminación y malas condiciones de vida". "El inmigrante se siente despreciado, lo que le hace estar continuamente en una situación de defensa, y tiene que probar continuamente que no es un moro malo. Ello provoca tendencias de aislamiento social y automarginación", aseguró este sociólogo, que lamentó que "cuando el inmigrante llega a España no es acogido por nadie, ni los legales ni los ilegales, por eso nosotros pensamos que España es país de llegada, no de acogida". Frente a ello, destacó que hay países como Holanda "en que al llegar los inmigrantes tienen que seguir unos trámites, estudiar las costumbres locales, el aprendizaje del idioma, se les ofrece información sobre sus derechos", lo que, en su opinión, "facilita su integración en la sociedad, algo que no ocurre en España". El-Harras insistió en que sigue existiendo en España la percepción del marroquí como el moro, con todas sus connotaciones islámica, turca, árabe y bereber. "Esa percepción proviene de la imagen que se propició en el siglo XV con el objetivo de afianzar la unión político-religiosa de España, considerando al moro como el enemigo tradicional de los españoles". En la actualidad, considera que se reconstruye la nueva imagen del moro, con insinuaciones de rechazo y llamamiento a la vigilancia. En su opinión, la cuestión de Ceuta y Melilla también contribuye a fomentar la imagen negativa hacia Marruecos.